Parece que fue ayer cuando nos mirabas con esa mirada fuerte enmarcada por esas dos cejas tupidas e inconfundibles que hacían juego con tu personalidad. También parece que fue ayer que te vi sentado en tu silla esperando a José para comer picando ese chile verde y tu cebolla para ese caldo que mucho te gustaba.
Hoy te recordamos a un año de ese doloroso 4 de noviembre en que emprendiste tu viaje, pero conociéndote solo fuiste a ver como estaba el camino para el resto de nosotros.
Mañana te alcanzaremos y podremos volver a estar juntos en familia.